Según un informe de UNICEF, más de 125 millones de mujeres y niñas en el mundo han sido sometidas a la práctica conocida como Mutilación Genital Femenina. 30 millones de niñas corren el riesgo de ser mutiladas.
Con motivo del Día Contra la Violencia de Género, el pasado miércoles 25 de noviembre tuvo lugar en la Universidad Carlos III de Madrid una mesa redonda donde la asociación Médicos del Mundo nos dieron las claves para entender qué es la Mutilación Genital Femenina (MGF), una práctica que consiste en la extirpación total o parcial de los genitales externos de las mujeres.
La mesa redonda comenzaba con los horrorosos datos que nos daba la médica Ana García de Francisco: según UNICEF, 125 millones de mujeres y niñas han sido víctimas de esta práctica, y más de 30 millones corren el riesgo actualmente de serlo también.
¿Dónde se practica la MGF?
Aunque se practica en diferentes partes del mundo, la MGF se realiza fundamentalmente en el Área Subsahariana y Oriente Medio. El país con el mayor número de mujeres mutiladas es Somalia, con un 98%. Le siguen Guinea (96%) y Djibouti (93%). Según unos documentos escritos del año 4.000 a.C., su origen se localiza en Egipto (con un 91% de mujeres mutiladas).
La doctora nos decía que es importante destacar que «países como Marruecos, Túnez, Jordania, Argelia o Siria nunca se ha practicado la MGF». Esto es importante porque, al contrario de lo que la gente piensa, esta práctica no es exclusiva de países musulmanes, de hecho, en ningún artículo del Corán se establece que a la mujer la tengan que mutilar.
Tipos de Mutilación Genital Femenina
Muchas personas podrán pensar que la MGF no es más que la versión para mujer de la circuncisión masculina, y que si nos quejamos y escandalizamos por esta práctica en niñas, lo mismo nos debería de chocar en los niños. Sin embargo Ana García explicaba que «esto no es comparable, en la circuncisión se corta un trozo de piel que sobra, en la mutilación cortas el propio órgano«.
Existen cuatro tipos de MGF, el primero es una escisión parcial donde «sólo» se corta el clítoris, a veces no es detectable, ni si quiera por los propios médicos. En el segundo tipo, además de cortar el clítoris, también se cortan los labios vaginales. El tercer tipo es el que más y peores consecuencias tiene, ya que no sólo cortan absolutamente todo, además se cosen los labios dejando tan solo un pequeño orificio por el que orinar. Cuando las mujeres se casan, la misma mujer que practicó la ablación les corta los hilos en su noche de bodas. Además, después de cada parto vuelven a ser cosidas. El cuarto tipo es conocido por los activistas contra esta práctica como «el cajón desastre», se trata de la mezcla de los anteriores tipos.
A esto se le suma las escasas (o nulas) condiciones higiénicas. Las mujeres que realizan la MGF suelen ser mujeres mayores, si te toca alguna con la vista mal, vas apañada. Además, es un rito que se realiza a varias niñas a la vez, una detrás de otra, sin limpiar la cuchilla con la que se las corta. En muchas ocasiones, la mutilación viene acompañada por unas hierbas para «aliviar» el dolor, lo que no hace más que empeorar la herida.
¿Por qué se practica la MGF?
Son muchas las causas por las que se realizan este tipo de violencia, pero en última instancia, la MGF se practica para controlar la sexualidad de las mujeres. En estos países tienen la arraigada idea de que una mujer mutilada no va a ser jamás infiel, mientras que si no estás mutilada sí.
Se trata también de una costumbre que se impone como obligación social. En muchas etnias se trata de una cuestión de identidad, es un «rito de paso» de la niñez a la edad adulta. Además, en muchos lugares existe la (absurda) idea de que el clítoris «molesta». Sin embargo, nunca hay que olvidar que las familias se piensan que en realidad la MGF es algo beneficioso para sus hijas, las cuales van a formar parte de una comunidad. Las familias que están a favor de la MGF piensan que si sus hijas no están mutiladas jamás se casarán y serán promiscuas e infieles durante toda su vida.
¿Cuáles son las consecuencias?
Aunque depende del tipo de mutilación, las condiciones en las que se haya practicado y el estado de salud de la víctima, existen consecuencias tanto a corto como a medio y largo plazo, las cuales no son difíciles de imaginar.
Consecuencias inmediatas: hemorragias, infecciones por las pésimas condiciones higiénicas, dolor intenso, shock psicológico, miedo (cada vez se practica a niñas más jóvenes), dificultades para orinar, fusión no intencionada de los labios y daño a otros órganos vecinos como la uretra y el recto.
Consecuencias a largo plazo: dificultad para orinar, ITS y otras enfermedades como la gonorrea o la sífilis, complicaciones en el parto, afectaciones en la vida sexual, problemas de cicatrización, complicaciones psicológicas.
Es importante añadir que la MGF no sólo afecta a la mujer, también afecta al hombre y a sus hijos. Los maridos verán su vida sexual afectada, y en muchas ocasiones las mujeres son incapaces de poder amamantar a sus hijos.
Lucha contra la MGF en España
La MGF es una práctica penada por ley nacional e internacionalmente. En España (aquí no se realiza, las familias envían a sus hijas a sus países de origen durante las vacaciones) se castiga con entre 6 y 12 años de prisión además de la retirada de la patria potestad. Con la Ley Orgánica 3/2005 se comienza a penalizar la MGF realizada fuera de nuestro país, pero con la reforma del código penal en 2013 ya no se pueden castigar los delitos cometidos fuera de España. Para poner fin a esto se redacta la Ley Orgánica 1/2014 por las que sí es penalizable la práctica de la MGF a una niña que reside en nuestro país.
Sin embargo, hay que tener cuidado con estas sentencias. No se pueden tomar muy a la ligera, ya que la niña, aparte de verse en una situación de completo shock, podría quedarse sin familia y desamparada. Además, como nos dijo la mediadora de Médicos del Mundo, Hodan Sulaman, «estas familias no piensan que estén haciendo nada malo, sino todo lo contrario. Jamás se puede hacer entender a alguien que lo que te ha hecho tu propia madre no es bueno«.
Freya Igualdad 